Lentigo melanoma (CIE-10: С43) 🚨

Melanoma lentiginoso

El melanoma lentiginoso es un tipo distinto de melanoma maligno que se origina en los melanocitos, las células productoras de pigmento responsables de la síntesis de melanina en la piel. Este tumor aparece con mayor frecuencia en personas mayores de 50 años y suele afectar a zonas expuestas de forma crónica a la radiación ultravioleta, como la cara, el cuello, las orejas y el cuero cabelludo. El melanoma lentigo suele evolucionar a partir de una lesión pigmentada de larga duración conocida como «lentigo maligno» (también denominado melanosis de Dubreuilh), que se considera una lesión precancerosa. Aunque representa un porcentaje relativamente pequeño de todos los casos de melanoma (alrededor del 5 %), este subtipo se considera clínicamente significativo debido a su potencial de invasión local, recurrencia y eventual metástasis.

Agresividad y potencial metastásico

A diferencia del melanoma nodular, conocido por su rápido crecimiento vertical, el melanoma lentiginoso se expande inicialmente de forma lenta y radial a lo largo de la superficie de la piel. Sin embargo, a pesar de su inicio indoloro, se considera agresivo debido a su alta tasa de recurrencia y a su potencial de propagación por vía linfática y hematógena. Con el tiempo, el tumor puede invadir capas más profundas de la piel y llegar a los ganglios linfáticos cercanos o a órganos distantes como los pulmones, el hígado, los huesos o el cerebro. La progresión general de la enfermedad está fuertemente influenciada por la respuesta inmunitaria del paciente, lo que subraya la necesidad de un diagnóstico precoz y un tratamiento adecuado.

Factores predisponentes

El melanoma lentiginoso rara vez se diagnostica en personas jóvenes y está estrechamente relacionado con el daño crónico causado por los rayos UV. Los factores de riesgo que contribuyen a su desarrollo incluyen:

  • Exposición prolongada a la luz solar o a fuentes artificiales de rayos UV (como las camas solares).
  • Tez clara, especialmente en personas con tipos de piel Fitzpatrick I o II, pecas rosadas o tendencia a quemarse fácilmente.
  • Color claro de los ojos (azul, gris o verde) y del cabello (rubio o pelirrojo), ambos indicadores de sensibilidad a los rayos UV.
  • Antecedentes de quemaduras solares repetidas, especialmente en la infancia y la adolescencia (antes de los 14 años).
  • Antecedentes personales o familiares de melanoma o nevos atípicos.
  • Presencia de lentigo maligno preexistente u otras lesiones pigmentadas sometidas a irritación crónica.
  • Reducción de la vigilancia inmunitaria relacionada con la edad, especialmente a partir de los 50 años.

Diagnóstico

El proceso diagnóstico comienza con un examen detallado de la piel por parte de un dermatólogo, que incluye un análisis dermatoscópico. Las lesiones sospechosas de ser melanoma lentiginoso se evalúan utilizando la regla ABCDE, que ayuda a identificar los signos de malignidad:

  • A – Asimetría: Una mitad de la lesión no es igual a la otra.
  • B – Borde: Los bordes parecen irregulares, mal definidos o borrosos.
  • C – Color: Pigmentación desigual con múltiples tonos de marrón, negro, gris, azul, rosa o blanco.
  • D – Diámetro: Normalmente mayor de 6 mm, a menudo supera los 10 mm debido a la detección tardía.
  • E – Evolución: Cambios notables en el tamaño, la forma, el color, la textura de la superficie o la aparición de síntomas con el tiempo.

La confirmación del diagnóstico solo es posible mediante la evaluación histopatológica de una muestra de biopsia. Es posible que se requieran técnicas de imagen avanzadas (por ejemplo, ecografía, TC, RM o PET) para evaluar la metástasis.

Síntomas y presentación clínica

En las primeras etapas, el melanoma lentiginoso puede aparecer como una mácula pigmentada irregular que se expande lentamente. Inicialmente asintomático, puede pasar desapercibido durante años. Sin embargo, con el tiempo, la lesión puede oscurecerse, desarrollar bordes irregulares y cambiar de textura. Los síntomas y los cambios visibles que suelen requerir atención médica incluyen:

  • Aumento gradual del tamaño de una mancha pigmentada previamente estable.
  • Presencia de múltiples colores de pigmento dentro de la lesión.
  • Pérdida de la textura normal de la piel y de las marcas cutáneas en la zona.
  • Pérdida de pelo en la zona de la lesión.
  • Sensaciones subjetivas como picor, ardor u hormigueo.
  • Aparición de lesiones satélites cercanas (que sugieren propagación dérmica).
  • Ganglios linfáticos regionales inflamados o firmes (posible metástasis).
  • Ulceración, supuración o sangrado en casos avanzados.

Características dermatoscópicas

La dermatoscopia mejora significativamente la precisión del diagnóstico al revelar las características subsuperficiales del melanoma lentiginoso. Los hallazgos más comunes incluyen:

  • Red pigmentaria atípica: Líneas pigmentarias irregulares, discontinuas o engrosadas.
  • Estriado irregular y glóbulos periféricos: Frecuentes en los bordes de la lesión.
  • Velo azul-blanco: asociado con invasión dérmica y regresión.
  • Zonas hipopigmentadas: áreas que parecen más claras o con aspecto de cicatriz, lo que indica regresión.
  • Proyecciones radiales periféricas: sugieren la propagación del tumor hacia afuera.
  • Aspecto multicolor: Tres o más tonos de pigmento distintos en una lesión.
  • Patrones vasculares atípicos: Especialmente en etapas avanzadas, con vasos sanguíneos lineales o punteados.

Diagnóstico diferencial

Varias lesiones cutáneas pueden parecerse al melanoma lentiginoso, por lo que el diagnóstico diferencial es fundamental. Entre las afecciones que deben tenerse en cuenta se incluyen:

  • Melanocitosis dérmica congénita
  • Nevos displásicos o atípicos
  • Nevo azul
  • Nevo de Spitz
  • Lentigo simple o lentigo solar
  • Carcinoma basocelular pigmentado
  • Hemangioma trombosado

Riesgos y pronóstico

Aunque el melanoma representa una pequeña parte del total de casos de cáncer de piel, es responsable de un número desproporcionadamente alto de muertes relacionadas con el cáncer de piel. El melanoma lentiginoso, en particular, puede pasar desapercibido durante años debido a su aparición lenta y su parecido con lesiones pigmentadas benignas. Cuanto más se retrasa el diagnóstico, mayor es el riesgo de invasión dérmica y diseminación metastásica.

Cuando se detecta y se trata a tiempo, antes de la fase de crecimiento vertical, el melanoma lentigo tiene un pronóstico relativamente favorable. Sin embargo, una vez que se produce la metástasis, el pronóstico empeora considerablemente. La vigilancia periódica y la intervención temprana son fundamentales para reducir la mortalidad.

Estrategia de tratamiento

Los casos sospechosos de melanoma lentigo deben derivarse urgentemente a un especialista para su evaluación. Se prefiere la biopsia por escisión para obtener una muestra de tejido completa para su revisión histopatológica. Una vez confirmado, se realizan investigaciones de estadificación para evaluar la afectación de los ganglios linfáticos e identificar posibles metástasis a distancia. Estas incluyen palpación clínica, ecografía e imágenes transversales (por ejemplo, TC, RM, PET).

Se recomienda encarecidamente la vigilancia continua con dermatoscopia digital y exámenes periódicos de toda la piel en pacientes con lesiones de alto riesgo o antecedentes de melanoma.

Tratamiento

La piedra angular del tratamiento es la extirpación quirúrgica amplia con márgenes limpios confirmados histológicamente. En los casos en que hay afectación de los ganglios linfáticos regionales, se puede realizar una linfadenectomía. Para la enfermedad metastásica, las opciones de tratamiento se adaptan a cada persona y pueden incluir:

  • Inmunoterapia: inhibidores de puntos de control como pembrolizumab o nivolumab.
  • Terapia dirigida: Para tumores con mutaciones como BRAF.
  • Quimioterapia: Se utiliza con menos frecuencia en la actualidad, pero todavía se considera en casos seleccionados.
  • Radioterapia: Principalmente para paliación o como parte de un tratamiento multimodal.

Importante: Los métodos de extirpación superficial, como la crioterapia, la terapia con láser o la escisión por afeitado, están contraindicados, ya que no garantizan la eliminación completa del tumor y no permiten una evaluación histológica adecuada.

Prevención

La prevención del melanoma lentiginoso requiere una vigilancia a largo plazo y minimizar el daño causado por los rayos UV. Las estrategias recomendadas incluyen:

  • Aplicar diariamente un protector solar de amplio espectro con FPS 30+ y volver a aplicarlo cada dos horas cuando se esté al aire libre.
  • Llevar ropa protectora, sombreros de ala ancha y gafas de sol con protección UV.
  • Evitar la exposición al sol en las horas de mayor intensidad (de 10 a. m. a 4 p. m.) y las camas solares.
  • Examinar regularmente la piel para detectar cambios en las lesiones pigmentadas.
  • Programar revisiones dermatológicas anuales, especialmente para las personas con antecedentes de cáncer de piel.
  • Evitar traumatismos o irritaciones en los lunares existentes o en las zonas pigmentadas.

La detección precoz y la eliminación rápida de las lesiones sospechosas son pasos cruciales para prevenir la progresión de la enfermedad y mejorar los resultados a largo plazo.