El melanoma lentiginoso es un tipo distinto de melanoma maligno que se origina en los melanocitos, las células productoras de pigmento responsables de la síntesis de melanina en la piel. Este tumor aparece con mayor frecuencia en personas mayores de 50 años y suele afectar a zonas expuestas de forma crónica a la radiación ultravioleta, como la cara, el cuello, las orejas y el cuero cabelludo. El melanoma lentigo suele evolucionar a partir de una lesión pigmentada de larga duración conocida como «lentigo maligno» (también denominado melanosis de Dubreuilh), que se considera una lesión precancerosa. Aunque representa un porcentaje relativamente pequeño de todos los casos de melanoma (alrededor del 5 %), este subtipo se considera clínicamente significativo debido a su potencial de invasión local, recurrencia y eventual metástasis.
A diferencia del melanoma nodular, conocido por su rápido crecimiento vertical, el melanoma lentiginoso se expande inicialmente de forma lenta y radial a lo largo de la superficie de la piel. Sin embargo, a pesar de su inicio indoloro, se considera agresivo debido a su alta tasa de recurrencia y a su potencial de propagación por vía linfática y hematógena. Con el tiempo, el tumor puede invadir capas más profundas de la piel y llegar a los ganglios linfáticos cercanos o a órganos distantes como los pulmones, el hígado, los huesos o el cerebro. La progresión general de la enfermedad está fuertemente influenciada por la respuesta inmunitaria del paciente, lo que subraya la necesidad de un diagnóstico precoz y un tratamiento adecuado.
El melanoma lentiginoso rara vez se diagnostica en personas jóvenes y está estrechamente relacionado con el daño crónico causado por los rayos UV. Los factores de riesgo que contribuyen a su desarrollo incluyen:
El proceso diagnóstico comienza con un examen detallado de la piel por parte de un dermatólogo, que incluye un análisis dermatoscópico. Las lesiones sospechosas de ser melanoma lentiginoso se evalúan utilizando la regla ABCDE, que ayuda a identificar los signos de malignidad:
La confirmación del diagnóstico solo es posible mediante la evaluación histopatológica de una muestra de biopsia. Es posible que se requieran técnicas de imagen avanzadas (por ejemplo, ecografía, TC, RM o PET) para evaluar la metástasis.
En las primeras etapas, el melanoma lentiginoso puede aparecer como una mácula pigmentada irregular que se expande lentamente. Inicialmente asintomático, puede pasar desapercibido durante años. Sin embargo, con el tiempo, la lesión puede oscurecerse, desarrollar bordes irregulares y cambiar de textura. Los síntomas y los cambios visibles que suelen requerir atención médica incluyen:
La dermatoscopia mejora significativamente la precisión del diagnóstico al revelar las características subsuperficiales del melanoma lentiginoso. Los hallazgos más comunes incluyen:
Varias lesiones cutáneas pueden parecerse al melanoma lentiginoso, por lo que el diagnóstico diferencial es fundamental. Entre las afecciones que deben tenerse en cuenta se incluyen:
Aunque el melanoma representa una pequeña parte del total de casos de cáncer de piel, es responsable de un número desproporcionadamente alto de muertes relacionadas con el cáncer de piel. El melanoma lentiginoso, en particular, puede pasar desapercibido durante años debido a su aparición lenta y su parecido con lesiones pigmentadas benignas. Cuanto más se retrasa el diagnóstico, mayor es el riesgo de invasión dérmica y diseminación metastásica.
Cuando se detecta y se trata a tiempo, antes de la fase de crecimiento vertical, el melanoma lentigo tiene un pronóstico relativamente favorable. Sin embargo, una vez que se produce la metástasis, el pronóstico empeora considerablemente. La vigilancia periódica y la intervención temprana son fundamentales para reducir la mortalidad.
Los casos sospechosos de melanoma lentigo deben derivarse urgentemente a un especialista para su evaluación. Se prefiere la biopsia por escisión para obtener una muestra de tejido completa para su revisión histopatológica. Una vez confirmado, se realizan investigaciones de estadificación para evaluar la afectación de los ganglios linfáticos e identificar posibles metástasis a distancia. Estas incluyen palpación clínica, ecografía e imágenes transversales (por ejemplo, TC, RM, PET).
Se recomienda encarecidamente la vigilancia continua con dermatoscopia digital y exámenes periódicos de toda la piel en pacientes con lesiones de alto riesgo o antecedentes de melanoma.
La piedra angular del tratamiento es la extirpación quirúrgica amplia con márgenes limpios confirmados histológicamente. En los casos en que hay afectación de los ganglios linfáticos regionales, se puede realizar una linfadenectomía. Para la enfermedad metastásica, las opciones de tratamiento se adaptan a cada persona y pueden incluir:
Importante: Los métodos de extirpación superficial, como la crioterapia, la terapia con láser o la escisión por afeitado, están contraindicados, ya que no garantizan la eliminación completa del tumor y no permiten una evaluación histológica adecuada.
La prevención del melanoma lentiginoso requiere una vigilancia a largo plazo y minimizar el daño causado por los rayos UV. Las estrategias recomendadas incluyen:
La detección precoz y la eliminación rápida de las lesiones sospechosas son pasos cruciales para prevenir la progresión de la enfermedad y mejorar los resultados a largo plazo.