Las neoplasias benignas son crecimientos o tumores no cancerosos que se forman en la piel u otros tejidos del cuerpo. «Benignas» significa que no son dañinas y no se propagan a otras partes del cuerpo. Estos crecimientos a menudo no requieren tratamiento, a menos que causen molestias o problemas estéticos.
Nevi es el término médico para referirse a los lunares. Un nevo es típicamente una mancha oscura y elevada o un crecimiento en la piel, formado por grupos de células productoras de pigmento llamadas melanocitos. Por lo general, son inofensivos, pero deben vigilarse para detectar cualquier cambio en su forma, tamaño o color, ya que los cambios podrían indicar un problema, incluyendo la posibilidad de melanoma.
Los lunares son crecimientos en la piel que suelen ser de color marrón o negro y generalmente están formados por grupos de melanocitos. Pueden variar en tamaño, forma y color. La mayoría de los lunares son inofensivos, pero es importante revisarlos regularmente para detectar cualquier cambio. Si un lunar cambia de tamaño, forma o color, o si empieza a picar o sangrar, puede ser un signo de cáncer de piel y debe ser evaluado por un dermatólogo.
Estos crecimientos suelen ser benignos, pero deben vigilarse para detectar cualquier cambio, ya que algunos lunares o nevos pueden convertirse en cáncer de piel, como el melanoma, en determinadas condiciones. Es importante realizar revisiones cutáneas periódicas y autoexploraciones para detectar cualquier signo temprano de crecimientos anormales.
Riesgo bajo Riesgo medio
💊 Tratamiento: Por lo general, las neoplasias benignas no requieren tratamiento ni diagnóstico urgentes, a menos que se produzcan cambios o síntomas notables. Si observa algún cambio, es recomendable que pida cita con un dermatólogo para que le realice una evaluación adecuada. Los dermatólogos son expertos en el diagnóstico y tratamiento de afecciones cutáneas, incluidas las neoplasias benignas.
💡 Consejos para el autoexamen de la piel: Siga la regla ABCDE cuando realice autoexámenes. Examine su piel con regularidad, idealmente una vez al mes, para detectar crecimientos nuevos o cambiantes. Además, esté atento a cualquier cambio inusual o preocupante en la piel e informe inmediatamente a su dermatólogo.