Los trastornos papulosquamosos son un grupo de afecciones cutáneas caracterizadas por la aparición de zonas inflamadas y engrosadas de la piel cubiertas de escamas o costras. Dos de las afecciones más conocidas de esta categoría son la psoriasis y el liquen.
Psoriasis: Se trata de una afección cutánea autoinmune crónica en la que las células de la piel se dividen demasiado rápido, lo que provoca la formación de escamas inflamadas de color blanco plateado. Estas escamas suelen formar manchas rojas que pican en la piel, que pueden aparecer en los codos, las rodillas, el cuero cabelludo y otras zonas del cuerpo. La psoriasis se presenta en diferentes formas, como la psoriasis en placas, la psoriasis ungueal y la artritis psoriásica. Esta afección no es contagiosa, pero puede afectar gravemente a la calidad de vida debido a las molestias constantes y a los problemas estéticos.
Liquen: es una afección cutánea que causa enrojecimiento, descamación y picazón. Puede estar causada por diversas infecciones o irritantes, como hongos, virus o bacterias. Los tipos más comunes de liquen son la tiña (una infección fúngica) y el herpes zóster (una infección viral causada por el virus varicela-zóster). El liquen puede aparecer en diversas zonas de la piel, como la cara, el cuerpo, el cuero cabelludo y las uñas.
Ambas afecciones requieren diagnóstico y tratamiento, que puede incluir tratamientos tópicos como cremas y pomadas, así como medicamentos sistémicos para controlar la inflamación y los síntomas.
Riesgo medio Riesgo alto
💊 Tratamiento: El tratamiento y el diagnóstico de los trastornos cutáneos papuloescamosos dependen de la afección específica y de su gravedad. Es recomendable consultar a un dermatólogo para obtener una evaluación precisa y un tratamiento adecuado. El nivel de urgencia varía en función de los síntomas y las circunstancias individuales.
💡 Consejos para el autoexamen de la piel: Al realizar autoexámenes para detectar enfermedades cutáneas papulosquamosas, preste atención a cualquier cambio en la piel, como la aparición o el empeoramiento de pápulas, descamación, enrojecimiento o picazón. Es fundamental realizar autoexámenes periódicos, especialmente si tiene antecedentes de estas afecciones o presenta síntomas. Si nota algún cambio o empeoramiento de los síntomas, acuda a su médico sin demora.